martes, 29 de julio de 2014

Día 7: el chiste


Y al séptimo día dios descanso, como no somos nada parecido a dioses y vienen los nuevos inquilinos, nos toca trabajar. Nos levantamos por la mañana y desayunamos, esta vez hace un día de cojones (no hay punto medio). Anna prepara unos huevos revueltos, yo miro muy atentamente como los hace me gusta, apreciar el arte de cocinar (también me gusta disfrutar del arte de no cocinar).

Después de desayunar, Brooke que aparece y desaparece, baja a la ciudad después de limpiar la habitación de invitados. Anna y yo barremos, recogemos, limpiamos y fumigamos la casa con ayuda de una amiga de Brooke. El principal y único motivo, una pareja de americanos (definitivamente son americanos), vienen a la casa. Ni el mejor basurero del mundo se podría llegar a imaginar la de mierda que sacamos de la casa; por ejemplo, la cantina, donde hay tres sofás en forma de "U", estaba llena de tierra, ropa sucia amontonada y restos de comida, simplemente increíble (so awesome).

Después de horas y horas de duro trabajo y sufrimiento (no está mal de vez en cuando), llega Brooke con Michael y Balys (realmente no se como se escribe el nombre de la chica). Él es un chico rubio, de pelo largo, alto y fornido ( no es como os lo estáis imaginando, no es Brad Pitt ni por asomo, además lleva unas gafas de sol como cinta de pelo….en fin), ella es más bien castaña, de ojos marrones, delgada y estatura media (creo que de procedencia alemana, Michael sin embargo es de procedencia Polaca aunque nunca haya estado en su país).

En su “presentación” y primera impresión parecen majos (y todo). La mañana es como un chiste (que ya he mencionado), donde un americano, un catalán y un sueco se proponen retos (normalmente no hacen ni puta gracia estos chistes, a ver como acaba). Desde mi punto de vista el reto aquí es ser trabajador, y por el momento, ellos van ganando porque no paran. Solo llegar Balys (jeja cada vez que leo el nombre) recoge la (ya recogida) cocina, mientras que Michael ordena un armario donde TACHAN! hay una lavadora (pensé que tendría que lavar a mano). Viendo la situación y la eficacia de la pareja, decido relajarme después de una dura mañana y acompañar a Anna al pueblo para hacer unas compras de última hora (tabaco y cerveza italiana, lo peor).

En el viaje, Anna comenta -son majos eee-, yo le contesto -eee bueno si, nose, eso parece ¿no?-. Cuando compramos y volvemos a la casa son las cuatro, aunque no comeremos hasta las seis. La comida no se exactamente quien la hace, supongo que entre Brooke y Balys (jeje), esta vez comemos un poco de embutido (made in Bcn por cortesía de mi madre, gracias otra vez), una ensalada (bastante rancia), una especie de revoltillo de patatas y lo mejor setas rebozadas. Lo más gracioso del asunto, es que con la comida en la mesa (y partiendo de las horas que son) cuando nos sentamos, Anna y Brooke se van a fumar. Esta última me dice que no me preocupes que comience a comer, lo define "comer a la italiana" (vaya sin esperar a nadie). 

Durante la comida/merienda y después, se intercambian conversaciones y vino, mucho vino (Brooke acabará durmiendo con su hijo y sin cenar a las 22:00). La pareja de americanos presume de grandes logros como viajeros, por lo visto quieren dar la vuelta al mundo, conocer culturas y darse a conocer (no hacen otra cosa que hablar de ellos y solo escuchar si es conveniente, parecen majos). Como anécdota durante la comida me gustaría destacar que en una de mis incursiones a la cocina pise a un perro, que ni se inmuto (lol).

La tarde transcurre con tranquilidad, paz y armonía, el vino no para de correr y por si no había suficiente Brooke compró más. Frede, el niño, llega al caer el sol y juega con Michael. Parecen una pareja amistosa al fin y al cabo. 

Después de mucho hablar y jugar, nos dan las tantas, el tiempo por aquí pasa volando, Frede está cansado y exige a su madre que lo acompañe a dormir. Con la baja de Brooke, los demás (sobretodo Balys, hacemos o hace, según se mire, la cena); macarrones con especias. 

La noche promete  jugamos al jenga, un juego en el que debes coger bloques de madera sin que se desmonte la construcción y ponerlos justo encima. Quien destruya la construcción pierde. En este caso la perdedora fue Anna, que se tuvo que beber un chupito de Grappa (bebida italiana bastante mala). El siguiente juego de la noche fue una especie de parchís (en pequeño), esta vez ganó Anna. Después de esta (tremendamente larga partida y es que duró muchiiiiisimo) me fui a dormir. 

Rayos y truenos caían sobre nosotros, (raining cats & dogs), el sonido de las gotas se convertía en una hipnosis que te trasladaba al quinto sueño y te hacía olvidar que en la habitación de al lado unos nuevos y desconocidos inquilinos compartían la casa contigo (tu mente decía La ventana indiscreta, Psicosis, bajo el nido del cuco, todo en ese orden). La duda crecía con cada relámpagos que iluminaba la antigua habitación. Como si de una película de Hitchcock ( o un libro de Ruiz Zafón) se tratara, el misterio alimentaba el insomnio, mientras que la imaginación creaba películas de suspense bajo la tormenta de la toscana. Pensamientos que quitaban el sueño acompañados de sonidos extraños en el exterior recordaban películas como Psicosis (si ya lo he dicho pero es que es verdad). 

Entre sueños, me despierta un grito (bueno, un “grito”) que se repite dos veces seguidas y proviene del exterior, me levanto lentamente de la cama y cual Sean Connery al más puro estilo 007, me aventuro en una película de suspense esperando NO encontrar mi Anthony Perkins o mi Dr.No (puestos a mezclar pelis) al otro lado del cristal. Entre la oscuridad, llego a la ventana, abro muy lentamente el postigo, y entre la lluvia que desliza sus gotas de agua como cuchillos afilados por la ventana..........identifico  algo entre gotas y destellos de luz........lo que parece ser…… mi reflejo en el cristal (je,je). 

Cierro la venta lentamente y sin perderla de vista vuelvo a la cama, la lluvia suena más fuerte, y se escuchan pasos en el exterior, arriba y abajo, cada vez más fuerte (junto a mi ventana unas escaleras conducen a la puerta principal, y a la de la biblioteca). La noche esta siendo larga, y el sonido de los truenos y la luz de los relámpagos son mi único compañero y “aliado”.......

PD: s eme olvido comentar que durante la partida al Jengo Michael se callo de culo (realmente gracioso).

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