miércoles, 6 de agosto de 2014

Día 15: Viva los novios

Una mañana como otra cualquiera amanecía sin mucha novedad el sol en la toscana, los perros ladraban a las cinco de la mañana anticipando la acción, yo buscaba con mi cámara una foto diferente, con un sol aun con legañas. Solo las nubes (madrugadoras) se interponían ante un reto que llevaba días persiguiendo y que aun no había conseguido.

El desayuno casi en solitario (estaba Randy, pero las mañanas no la hacen muy habladora). Yo repetía ingredientes: leche, cereales y para finiquitar café. Al finalizar mi bol, apareció Anna por la puerta, (ya éramos muchos y Randy como cada mañana se marcho a trabajar en su habitación). El último reto procedente de Nápoles esperaba a Anna y su cafetera, el intento fue fallido pero estuvo cerca de conseguirlo (muy cerca).

Entre café y café los chicos de Taiwán se interesaron por compartir e intercambiar conocimientos culturales, ellos me enseñaban chino (joder que difícil) y yo a ellos un poco de castellano (lastima de los problemas con la R, lo hacen bien).

La mañana transcurría tranquila, no hacía muy buen tiempo, pero aun así Anna, Tim, los chicos de Taiwán y Brooke (con sus habituales apariciones y desapariciones) se marcharon al rio. No habían pasado ni 20 minutos cuando comenzó a llover. Desde mi habitación y con unas vistas envidiables podía contemplar como la lluvia caía sobre la Toscana, las nubes invadían el cielo, y mientras tanto Michael cantaba (desafinando) por un jardín que al igual que él se iban empapando.

Con el regreso del pelotón a la casa (no se habían bañado) vinieron también las provisiones para la noche, eran necesarias para la cena que Mattia y Simone nos querían preparar. La comida como siempre (no se porque) se les olvido, eran las 17 y nadie comía en la casa. Decidí volver a tomar la iniciativa sobre un problema que se iba repitiendo en los últimos días, tenía la esperanza de que tarde o temprano alguien se diera  cuenta (además de mi) de que en esta casa nadie comía (solo yo).

Después de devorar mis macarrones ( de esos enrollados), a la vez que todos recogían la comida, nos sentamos alrededor de la mesa del exterior, donde Michael nos dio la noticia, le había propuesto matrimonio a Randy, aunque no para casarse en la toscana, sino en algún otro sitio de Europa (no estoy muy seguro pero creo que en Polonia).

Entre risas e historias divertidas, fue pasando la tarde. Anna y Randy nos prepararon un cóctel a base de naftalinas y cava (creo), no recuerdo el nombre de dicha bebida, pero pasaba bien (lástima no poder repetir, en la mesa había otr@s más rápidos). La alegría se podía palpar, Randy reía y hablaba más que nunca al igual que Michael.

Con la tarde ya entrando en la noche, el sol, nuestro fiel acompañante se escondía dejando paso a la dama, la luna. Los chicos de Taiwán, junto con Michael y Timm jugaban a vóley, yo me pegaba una ducha, Brooke (se escondía en su refugio) y Randy hablaba con Anna. Fue en ese momento, durante el atardecer (con ese color naranja en el cielo) cuando apareció Mattia, Simone y dos chicas más (sus respectivas parejas). Después del protocolario saludo, comenzaron a trabajar. Nosotros (Michael, Randy, Anna, Timm y yo), hablábamos alrededor de la mesa. El rato que pasamos fue muy agradable hasta que llego el momento del cambio de música. Randy estaba lanzada, y hablaba sobre canciones y reggae, nos quiso deleitar con Bob Marley (la canción sonaba genial) pero cometí un error, se me ocurrió comparar al gran cantante jamaicano con el superfluo intento de cantante James Blunt, por desgracia Brooke adoraba a ese cantante. Inmediatamente (una embriagada y descontrolada Brooke) entre risas (solo se reía ella), me tiró un rotulador (no le di importancia), seguidamente me tiro un mechero, (a eso si que le di importancia), con un mosqueo (importante) me levante de la mesa y me fui a mi habitación. Al pasar unos 20 minutos picó a mi puerta con intención de pedir disculpas, quería que la mirara a los ojos para ver como soltaba lágrimas de cocodrilo, la perdone y decidí acompañarla con los demás, que al parecer entendieron mi situación.

Cuando todo estaba listo para cenar, y el clima de tensión se había disipado (un poco), nos sentamos en la mesa, yo junto a Timm, el que se cambió con Brooke (no quería sentarse en la cabecera de la mesa, (por si eso conllevaba algún tipo de responsabilidad).

Espaguetis, tomates, berenjenas, y pastel de postre además de tortitas componían el increíble menú. La cena estuvo genial, Nicola hizo su aparición a media cena para sorpresa de todos, pero el siempre es bienvenido, es una gran persona además de ser muy grande (literalmente quiero decir).

Después de la cena y con un delicioso pastel (preparado por Randy), disfrutamos de unas copitas de vinos conversación y algunas historias de miedo que los chicos de Taiwán se empeñaron en escuchar.

Finalmente quedamos Mattia, Anna y yo, (que fui la primera baja). Eran las dos de la mañana y la intuición me decía que mañana tendría que trabajar duro. Para ser sincero mi única preocupación era abrir la puerta de mi habitación y encontrar a alguien no deseado ocupando mi cama (no me refiero a fantasmas protagonistas de las historias contadas).

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