viernes, 8 de agosto de 2014

Día 17: El pastel de pera


El día comenzaba tranquilo (en comparación con los últimos), la gente iba apareciendo por la cocina conforme pasaban las horas. Yo era el primero (muy madrugador a las 10:00), después Timm, los chicos de Taiwán y Michael, Randy no apareció hasta avanzada la mañana. Para desayunar no teníamos leche, tampoco pan, habíamos olvidado apuntar las cosas básicas del desayuno en la maldita lista, por suerte aun quedaban huevos (muy presentes en nuestra dieta diaria y semanal).

Yo invertí mi tiempo antes de comer en hacer unas pocas fotos (abejas por aquí y mariposas por allá) incluso un águila (increíble) aunque no lo hubiera podido fotografiar sin la ayuda de Timm que muy amablemente me informo de su aparición.

Al tocar la tarde, sobre la una, Anna dio señales de vida, se hizo el café a la napolitana (logrando el truco con éxito). Después (dos horas más tarde) la convencí para comer algo (pasta again), se encargo ella de todo, de hacer la salsa de tomate, de los macarrones y  casi de poner la mesa (hacía tiempo que no cocinaba), la verdad es que todo estaba muy bueno.
Durante la comida Timm apareció con la famosa lista, (se estaba haciendo cargo de las última compras) me ofrecí a ayudarlo pero prefirió ir solo. En la lista teníamos prácticamente de todo, es increíble lo que llegan a comer ocho personas para tener que ir a comprar todos los días, desde luego no sale a cuenta.

Con un plátano de postre, y un café frustrado (porque no me salió al estilo napolitano), Randy se puso manos a la obra y comenzó a preparar la cena para la noche (una chica muy aplicada solo eran las 17). Los demás ciertamente pululábamos por la casa sin hacer demasiado caso a las necesidades de Randy. Solo al caer la tarde (sobre las 19) es cuando comenzamos a ayudar, después de jugar un rato al famoso Jinga (yo perdí la




s dos partidas :( ). Yo bebía vino, los chicos de Taiwán pelaban zanahorias y peras, Anna ayudaba con diferentes cosas (no se que cosas), y Michael bueno hacía que trabajaba.

En el otro lado de la Toscana, nuestro dos amigos Timm y Brooke disfrutaban de unas horas de armonía y tranquilidad en una amorosa compañía, si tenían una cita. Timm había llevado a Brooke a una cena romántica, espero que el restaurante no fuera demasiado caro porque ella no come demasiado.

Mientras tanto en la casa, nosotros (bueno Randy) preparaba la cena, Mattia apareció por sorpresa (tachan) en principio venía a saludar, pero se quedo a cenar (era su segunda cena del día) animó mucho la noche. Durante este proceso culinario Mocua (un de los chicos de Taiwán, aunque dudo que su nombre se escriba así) se encargaba de hacer videos y de subirlos a Facebook, por lo visto la aplicación para editarlos le daba problemas y tardo (como diez años).

En la mesa había un montón de comida que esperaba nuestra presencia (por suerte no tardamos porque me moría de hambre). Una sopa de sabor dudoso que ganaba muchos puntos con extra de queso (y que se repitió tres veces por persona mínimo), una especie de ensalada de cereales (que solo le gustó a Randy y Anna) y el famoso pastel de peras.

Con la espera, y el transcurso del primer y segundo plato llego el postre, pero lo bueno se hacía esperar. El pastel aun no estaba listo, el nerviosismo y las ansias por probar un pedazo de pastel aumentaban conforme pasaba el timepo. Es cierto que yo no soy muy de postres, pero ese pastel en concreto estará entre los dos (o tres) mejores que he probado en mi vida, también hay que decir que el del otro día estaba mejor. En este periodo de impaciencia descubrimos un escorpión (sí, hay escorpiones en la toscana).

Mientras saboreábamos el postre, que se desmontaba en la bandeja y se deshacía en la boca llegaron Brooke y Timm (con el último bocado) demasiado tarde para probarlo. Mientras los demás comenzábamos la digestión Anna y Mattia fumaban el último cigarro antes de ir al pueblo, Michael paseaba por el jardín y hablaba con Timm y Brooke (esporádicamente no es muy hablador), los chicos de Taiwán desaparecieron al colgar el video en Facebook y yo disfrutaba de la cena tirado en una silla. Me olvidaba de Randy, en cuanto acabamos de cenar se puso a recoger y limpiar todo (es incansable).

Al tocar las 23:30 Mattia y Anna bajaron al pueblo yo decidí quedarme en casa, estaba cansado y el día de mañana prometía bastante, prefería descansar.




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