sábado, 16 de agosto de 2014

Día 25: Los errores

La mañana amanecia nublada, el mal tiempo volvía otra vez, por suerte para nosotros se mejoraba con el transcurso de la mañana. Para desayunar (y porque madrugue) los chicos de Taiwán difrutaban de huevos estrellados con patatas, hacía tiempo que no comiamos nada con huevo (era raro).

Cuando Anna se despertó sobre las 13:00, nos informó a todos sobre una invitación en casa de Nicola para ir a comer pasadas las 14:00. Después del protocolario café nos pusimos manos a la obra, Nicola nos prepararía un poco de cerdo, macarrones y patatas para comer, el menú sonaba más que bien.

Después de una ducha y vestirnos con nuestras mejores galas para la ocasión cogimos el coche y nos presentamos allí. No había absolutamente nadie. Bueno encontramos a un descamisado gargamela detrás de la barra, no se muy bien que hacía alli o porque estaba allí, pero además de estar y para mayor impresión no llevaba camiseta (espero que si llevara pantalones porque no lo podía ver). Esta fue la primera equivocación destacable del día, probablemente Nicola no se explicó demasiado bien.

Visto el exito, decidimos marcharnos, hicimos una visita al pueblo, el mercadillo bajo las estrellas estaba instalado pero en pleno día. Tras dar un par de vueltas encontramos un tenderete y Brooke nos pago unos bocatas, al menos comimos algo de cerdo. Después de esto nos dirigimos hacia el seugndo error del día.

Fede el hijo de Brooke estaba con cristina (su hijastra), nosotros pasmos a busacar al chaval para que Cris pudiera tomarse un respiro. Una vez con el crio en nuestro poder, fuimos de cabeza a la tienda de animales. Fede quería 4 hamster y Brooke no s elo puedo negar, invirtió 50 euros en una casita (un duplex con balcón) y 4 mini ratoncitos. La ironía de este asunto es que tienen 4 gatos. Este es el segundo error del día.

Con la casa y los hamster a cuestas, Fede se fue a recibir sus leccioens de hípica. Nosotros dimos un paseo con los animalitos, tomamos un helado y compartimos el último respiro de los hamsters (solo dios conoce su destino).

Al llegar a la casa los gatos se volvieron locos de alegría al ver sus postres recien sacados de la tienda, por suerte Brooke les buscó un buen sitio en una de las habitaciones, lugar vetado para los felinos y el resto de animales. Parece ser que disfrutarían de su vida mas de lo previsto.

Al caer la noche nos dirigimos por segunda vez a casa de Nicola, esta vez si que habíamos acertado con la hora. El clima era raro, nosotros nos sentmos en una mesa y Nicola su madre y gargamel en otra, a penas intercambiamos palabras durante la noche. Antes de irnos Brooke tropezo con el tercer error y último de la noche, queriendo gastar una broma con uno de los gatos, este se reboto y le pego unos cuantos y buenos arañazos, ella se lo buscó.

Al marcharnos y para confirmar mis sospechas Nicola se había ido a dormir (sin ni si quiera decir buenas noches), nostros desaparecimos de alli silenciosamente. Al llegar a la casa casi rodando de todo lo que habíamos comido cada uno se fue a dormir.

Lo más curioso de todo el asunto es que la gastronomia o la casulidad de este sitio hace que todos los días o al menos durante dos días repitamos comida, esta vez fue cerdo (para comer y cenar).

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