lunes, 18 de agosto de 2014

Día 26: La última escapada

Después de la noche en casa de Nicola y nuestra suculenta cena, la mañana amanecía de lo más tranquila. El sol brillaba en el cielo, (bueno realmente no brillaba mucho) los cereales flotaban en la leche y planeábamos una escapada a la hora de comer.

El día anterior se había hablado de ir al restaurante donde Anna, Mattia. Simone y yo devoramos una pizza después de nuestra excursión (me refiero al  restaurante perdido en medio de la montaña). Brooke quería enseñárselo a los chicos de Taiwán en su penúltimo día en la Toscana.

Una vez todo el mundo confirmó su asistencia y estuvimos listos (duchados, meados y cagados) comenzamos colocarnos en el coche (cual tetris) y es que éramos 7 personas (los chicos de Taiwán, Ana, cristina, Fede, Brooke y yo).  Utilizando el mayor de los ingenios para colocarnos en el coche, Brooke conducía, Ana se era la copiloto, los chicos de Taiwán y yo compartíamos sitio justo detrás, y Fede con Cristina disfrutaban de un asiento en el maletero. Por si fuera poco y antes de cerrar las puertas para salir, Galileo (el perro) se apunto a la aventura y subió al coche. De todos los animales de la casa el mas gordo se quería venir, obviamente eso fue imposible, no creo que el coche hubiera podido con nadie más.

Durante nuestro viaje, Fede cantaba canciones como: “go Little car go”-“go piccola maquina go” (la misma frase un millón de veces en ingles e italiano). Entre frase y frase, tuvimos que hacer una parada en boxes, la piccola maquina hacía un ruido de lo más sospechoso (obviamente no pudimos localizar el problema) seguramente era causado por el sobrepeso.

Una vez en el restaurante y después de perseguir gallinas pedimos la comida, para mi una sopa de setas y de segundo CARNE! (pollo y lomo). La comida estaba deliciosa, es un buen restaurante y creo que no demasiado caro. El que no disfrutó tanto de la comida fue Shi. Fede requería su atención para todos los juegos habidos y por haber (es un chico con una imaginación solo comparable con su energía).

En nuestra marcha hacia la casa la maquina dejo de hacer ruidos, algo que todos agradecimos. Supongo que uno de los motivos fue que Cristina y Fede se fueron con una amiga y el coche no iba tan sobrecargado. Mocuo iba tan relajado que casi me propina un cabezazo en una de sus siestas.

Al llegar a la casa era el momento ideal para relajarse. Anna se puso a preparar la carne que cenaríamos acompañada de mi hermosa tortilla. Los demás desaparecimos unas cuantas horas. Mocuo y Shi se pegaron una buena siesta.

Al llegar Fede y Cristina (de su excursión particular) era una buena hora para ponerse a preparar la cena. Mientras yo hacía mis dos maravillosas tortillas, Anna acababa de preparar la carne y Brooke hacía una especie de estofado. Obviamente mi tortilla arrasó, era grande no, lo siguiente.

Justo antes de empezar Anna se fue a buscar a Danielle (hacía tiempo que nadie desaparecía antes de cenar o comer), obviamente empezamos sin ella. Durante la cena se tocaron interesantes conversaciones sobre sonidos de animales enfocados desde diferentes culturas, cada cual más raro contra más lejos (es difícil describir como ladra un perro en chino imagínate escribirlo).

Cuando todos estábamos a punto de explotar y después de un delicioso café fue el mejor momento para retirarse. Yo me dedique a hacer fotos a las preciosas estrellas en mi penúltima noche mientras que Danielle y Anna corrían por el jardín en plena noche luciendo su amor (que noes lo mismo que exhibiendo).

No hay comentarios:

Publicar un comentario