Después de la noche en casa de Nicola y
nuestra suculenta cena, la mañana amanecía de lo más tranquila. El sol brillaba
en el cielo, (bueno realmente no brillaba mucho) los cereales flotaban en la
leche y planeábamos una escapada a la hora de comer.
El día anterior se había hablado de ir al
restaurante donde Anna, Mattia. Simone y yo devoramos una pizza después de
nuestra excursión (me refiero al
restaurante perdido en medio de la montaña). Brooke quería enseñárselo a
los chicos de Taiwán en su penúltimo día en la Toscana.
Una vez todo el mundo confirmó su
asistencia y estuvimos listos (duchados, meados y cagados) comenzamos
colocarnos en el coche (cual tetris) y es que éramos 7 personas (los chicos de
Taiwán, Ana, cristina, Fede, Brooke y yo).
Utilizando el mayor de los ingenios para colocarnos en el coche, Brooke conducía,
Ana se era la copiloto, los chicos de Taiwán y yo compartíamos sitio justo
detrás, y Fede con Cristina disfrutaban de un asiento en el maletero. Por si
fuera poco y antes de cerrar las puertas para salir, Galileo (el perro) se
apunto a la aventura y subió al coche. De todos los animales de la casa el mas
gordo se quería venir, obviamente eso fue imposible, no creo que el coche
hubiera podido con nadie más.
Durante nuestro viaje, Fede cantaba
canciones como: “go Little car go”-“go piccola maquina go” (la misma frase un
millón de veces en ingles e italiano). Entre frase y frase, tuvimos que hacer
una parada en boxes, la piccola maquina hacía un ruido de lo más sospechoso
(obviamente no pudimos localizar el problema) seguramente era causado por el
sobrepeso.
Una vez en el restaurante y después de
perseguir gallinas pedimos la comida, para mi una sopa de setas y de segundo
CARNE! (pollo y lomo). La comida estaba deliciosa, es un buen restaurante y
creo que no demasiado caro. El que no disfrutó tanto de la comida fue Shi. Fede
requería su atención para todos los juegos habidos y por haber (es un chico con
una imaginación solo comparable con su energía).
En nuestra marcha hacia la casa la
maquina dejo de hacer ruidos, algo que todos agradecimos. Supongo que uno de los
motivos fue que Cristina y Fede se fueron con una amiga y el coche no iba tan
sobrecargado. Mocuo iba tan relajado que casi me propina un cabezazo en una de
sus siestas.
Al llegar a la casa era el momento ideal
para relajarse. Anna se puso a preparar la carne que cenaríamos acompañada de
mi hermosa tortilla. Los demás desaparecimos unas cuantas horas. Mocuo y Shi se
pegaron una buena siesta.
Al llegar Fede y Cristina (de su
excursión particular) era una buena hora para ponerse a preparar la cena.
Mientras yo hacía mis dos maravillosas tortillas, Anna acababa de preparar la
carne y Brooke hacía una especie de estofado. Obviamente mi tortilla arrasó,
era grande no, lo siguiente.
Justo antes de empezar Anna se fue a
buscar a Danielle (hacía tiempo que nadie desaparecía antes de cenar o comer),
obviamente empezamos sin ella. Durante la cena se tocaron interesantes
conversaciones sobre sonidos de animales enfocados desde diferentes culturas,
cada cual más raro contra más lejos (es difícil describir como ladra un perro
en chino imagínate escribirlo).
Cuando todos estábamos a punto de
explotar y después de un delicioso café fue el mejor momento para retirarse. Yo
me dedique a hacer fotos a las preciosas estrellas en mi penúltima noche
mientras que Danielle y Anna corrían por el jardín en plena noche luciendo su
amor (que noes lo mismo que exhibiendo).
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