Mi mañana empezaba a las 5:30, me
disponía a escalar el tejado para lograr una perspectiva ideal para capturar un
“time lapse” del amanecer. Con una escoba como mástil até mi Gopro en un
extremo, el otro extremo de la escoba lo pegue (y nunca mejor dicho) a las
salida de humos de la chimenea, todo estaba listo. Con mi Gopro trabajando me
fui a buscar mi particular amanecer, la mañana era oscura, por suerte mi móvil
tiene linterna, pero lo que más me
preocupaba es que un tigre salvaje me asaltara en mitad de la noche. Justo
antes de salir a la carretera y abandonar la casa Gaia junto con Galileo se
cruzaron en mi camino propinándome un susto de muerte.
Bajando por la carretera y después de
andar 5 minutos (no estaba muy lejos) pude ver en la lejanía un animal de un
tamaño semejante a un perro, era de color negro, y en cuanto me vio se escondió
entre la maleza. Mucho mejor que se escondiera a querer conocerme.
La mañana era fría, pero yo tenía un objetivo
llegar a casa de Nicola donde hay unas vistas envidiables, (sin arboles) pero la
tragedia se hizo realidad cuando llegue a mi objetivo y aquella montaña (la que
oculta el amanecer en casa de Brooke) seguía allí por lo visto si quería
disfrutar de mi particular amanecer debería escalarla. Al menos pude ver un
amanecer diferente a todos los que había visto (aunque no el que buscaba). La
experiencia fue muy interesante sobretodo porque me olvidé la tarjeta de la
cámara y solo pude hacer fotos con mi móvil (una, no tiene memoria).
En mi regreso me tope con un ciervo que
cruzaba (sin mirar) la carretera (visto y no visto), en un primer momento me
pareció tan pequeño que lo confundí con un conejo. Llegando a casa de Brooke
pasé por la casa en venta que esta realmente cerca y pude ver la sombra de un
animal, cuando me acerqué con afán exploratorio de descubrir el misterio, me di
cuenta de que era un ciervo de los grandes (con cuernos y todo). Nuestro
encuentro duró solo unos segundos, lo que tardo en descubrir mi presencia,
mirarnos a los ojos, y huir de mi foto (con el móvil claro).
Al llegar a casa de Brooke me tiré sobre
la cama, pero era imposible dormir. Eran las 7, y decidí salir a por la Gopro (aun
colgada de la chimenea). Antes de salir decidí (como por magia del azar)
asomarme a la ventana, y allí estaban, 2 ciervos correteando y comiendo por el
jardín. Cogí mi cámara (con tarjeta) y salí corriendo detrás de ellos, por desgracia
los perros corrieron detrás de mío (cual pilla pilla) y en cuanto los vieron no
tardaron medio segundo en asustarlos con un par de ladridos.
Durante la tarde, (aun sin poder dormir)
Shi y Mocuo comían antes mientras disfrutaban de sus últimas horas en la
Toscana. Se marcharon al terminar sus respectivas pizzas con una fría despedida
antes de que la casa se llenara de
gente. Mattia como por arte magia apareció en la cocina (tachán!)y Danielle
(que ya estaba allí) pululaban tranquilamente por la cocina. Mattia buscaba y
apuntaba ingredientes para cocinar un par de pasteles durante la noche. Ambos
se quedaron a comer, pasta con aceite. Brooke había preparado un poco de salsa,
pero se le fue la mano con el picante (hecho todo el bote) y no había quien se
lo comiera.
Después de comer todos los miembros de la
casa se fueron al rio, Mattia y Danielle a su casa, yo me quedé peleando con la
impresora para imprimir mi billete y ultimando preparativos para mi marcha al
día siguiente.
Cuando volvieron de la excursión y casi
sin pausa nos fuimos al súper, debíamos comprar provisiones para la noche,
íbamos a ser 8 para cenar. La cuenta creo que subió a 290€, espero que tenga
comida para un mes y que no se le ponga malo nada. Por otra parte Mattia se
quedaría sin pastel porque no tenían uno de los ingredientes necesarios (una
especie de bizcocho creo y no se que más).
Para cenar, éramos Danielle, Mattia, Noa,
Cristina, Federica (una miga suya), Fede, Brooke, Anna y yo. La cocina parecía
la rambla, aglomeración de gente, mucho estrés y demasiado movimiento, yo me
desmarque hasta la hora de cenar. Danielle trajo una especie de pastel, Brooke
cocino unas cuantas salchichas que habíamos comprado, y una calzone de
verduras, de postre Anna había preparado un pastel de chocolate.
Cuando acabamos de cenar, disfruté por
última vez de las increíbles vistas y de
las estrellas hasta que Noa vino con la guitarra, dos canciones fueron mas que
suficientes para despedirme. Y antes de ir a dormir, como de película, la
última estrella fugaz que ponía la guinda del pastel.
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