La mañana comenzaba a las 7 (hora escocesa), Javi era el primero en
despertarse y se encargaba de avisar a todos de la hora que era (no le hicimos
mucho caso). Cuando volvió de la ducha le robé las chanclas (me he dejado las
mías en Bcn), una vez cagados, duchados y cambiados fuimos a desayunar, aunque
no sin antes despertar a los miembros foráneos de la habitación (los dos que
quedaban). Un francés y su respectiva novia.
Javi y yo fuimos los primeros en llegar al comedor, por desgracia solo había
una mesa libre , la peor, la coja. Cuando llegaron los demás tuvieron la suerte
de poder sentarse en otra mesa (he de decir que en la nuestra solo cabíamos 3).
Mientras preparaban el desayuno Alberto se encargó de hacerle al coche su
rutinaria revisión. Volvió a la mesa (con su desayuno) sembrando la semilla del
miedo y el pánico, había encontrado un golpe en el maletero (según sus
deducciones detectivescas causa de un golpe con la maleta) y una rayada en la
puerta. Después de desayunar (con la intriga en el cuerpo) fuimos a cargar el
equipaje, el golpe del maletero venía de serie cuando cogimos el coche, la
rayada de la puerta era obra de una ramita vengativa. Antes de poner rumbo al
faro de Niest, Marc y yo firmamos el libro de visitas del Hostal con una bonita
dedicatoria: "Gràcies per la vostra hospitalitat, visca Catalunya y
Escòcia lliures".
Dirección al faro hicimos una parada improvisada para en el castillo de
Dunvegan . La entrada costaba más de 10£ y la verdad no había
muchas ganas ni de pagar eso, ni de visitar el castillo (en verdad no lo
visitamos porque Marc es un ratilla), así que pusimos rumbo al faro después de
que una amable mujer nos indicara el camino en un mapa.
De nuevo en la carretera y después de que Marc nos deleitara con un sin fin
de increíbles canciones, entre ellas openings de bola de drac (según él son
para aquagym, pobrecillos), llegamos al faro. El camino fue complicado y es que
solo había un carril, cada vez que nos cruzábamos con un coche teníamos que
salirnos a una especie de apeadero y ceder el paso (o al revés). Entre esto y
las ovejas el caminos fue de lo más entretenido.
Al llegar, mientras buscamos sitio y después de esquivar a las diferentes
ovejas/obstáculos del parking (que huían despavoridas cada vez que me veían con
la cámara) aparcamos el coche. A la hora de estacionar el vehículo vivimos una
pequeña odisea porque Cristian golpeó una roca con la parte de inferior del
coche (se que después de leer esto me odiará un poquito más) él se defendió
diciendo que fue gravilla (todos sabemos que no lo fue) pero casi nos pega así
que tuvimos que darle la razón (ahora me odia un poquito más que antes, lo se).
Cuando bajamos del coche seguimos un estrecho camino, llevaba a un paisaje
digno de película (no de Harry Potter). Las vistas las comenzaban con
unas inmensas llanuras verdes, al fondo las completaban un imponente
acantilado que daba justo al mar. Nuevamente una visión que recordar por su
grandeza, aunque lo bueno no acababa aquí, siguiendo el camino de tierra,
pudimos rodear una parte del acantilado que se alzaba sobre el resto de la
superficie creando una pequeña colina que ocultaba el faro blanco que con mucha
elegancia decoraba una paisaje inolvidable con unas vistas simplemente
maravillosas. Lo más anecdótico de la visita es que constaba de dos
expediciones, la exprés (con pulsera amarilla para saltar la cola) compuesta
por Alberto, Cristian y Marc y la lenta en la que íbamos Javi y yo (sin
pulsera). Cuando nosotros íbamos ellos volvían, gran parte del retraso eran las
fotos, aunque no es necesario correr para visitar y disfrutar de las increíbles
vistas (opinión de un humilde servidor).
Al subirnos en el coche se recordó el "golpe" producido al aparcar
debido a que Alberto, (con buena fe) revisaba nuevamente el vehículo, a
Cristian no le debió sentar muy bien, se podía ver la tensión reflejada en su
rostro en cada centímetro que Alberto revisaba. En el interior del coche se
mantenía por el momento una apaciguada atmósfera que con un falso movimiento
podía disiparse. Al salir del faro hicimos una breve parada en un mirador que
simplemente era maravilloso, después de cambiarme los pantalones (hacía mucha
calor para llevar tejanos) seguimos nuestro camino de cabras y ovejas.
El desplazamiento era largo, teníamos como destino las Fairys Pool y el
tiempo apretaba. Al llegar aparcamos cerca del inicio del camino, en un pequeño
parking, cogimos un poco de provisiones y nos pusimos en marcha, el camino eran
5 millas una hora andando. El sendero destacaba por sus inmensos e
intermitentes barrizales que eran capaces de absorberte hasta la rodilla
cual arena movediza. Cada dos pasos nos veíamos obligados a saltar o buscar un
camino alternativo entre la maleza, esto tampoco era fácil, un paso en falso,
resbalón y al barro. Valió la pena disfrutar del paisaje, el río y las
pequeñas, aunque en ocasiones grandes cascadas acompañadas de unas verdes y
majestuosa montañas que se alzaban entre los inmensos prados. En esta excursión
el grupo de la pulsera repetía, mientras que los otros dos miembros restantes
nos resignamos haciendo fotos.
Al volver al coche nos retrasamos mucho en el horario establecido, incluso
nos paramos a comer antes de irnos, lo cual nos retraso todavía más (en los
planes establecidos), se podía leer (a Km o mi en esta caso) la
"rayada" de Cristian (que ni si quiera comió, solo entraba y salía
del coche), en una de estas nos informó de que se suprimía una excursión a las
cascadas Foyers, bueno, el timming es más importante que visitar según que. Es
una pena porque la guía bolt espargaró recomienda con mucha insistencia esta
visita.
La vuelta a la carretera fue tensa, la pacífica atmosfera ya no existía,
Alberto se preocupaba por el estado anímico y emocional de Cristiano que estaba
mosqueado (se que dirá que no, pero lo estaba). Poco a poco y contra más nos acercábamos
al lago Ness el agua volvió a su cauce, no se si fue por la gran banda sonora
con la que nos deleito Javi, o porque Marc y Alberto se pasaron durmiendo todo
el camino e involuntariamente coreografiaron un movimiento muy coordinado de
cabezas (que Javi más de una vez tuvo que esquivar).
Al llegar al lago lo que más me impactó fue su gran tamaño, ideal para que
viva un solo monstruo, no me extraña que sea tan difícil de encontrar. Con una
breve parada, un par de fotos y la merienda de Cristian y Alberto finiquitada,
nos pusimos en marcha dirección Inverness un pueblo cerca del lago. Por el
camino vimos una cantidad ingente de tiendas y hoteles sobre el lago Ness y su
mascota. A eso lo llamo yo explotar la marca.
Al llegar al "pueblo" me pareció de los más grandes que habíamos
visitado, tenia un toque antiguo por el estilo de casas pequeñitas con
chimeneas, (muy rollo Ámsterdam a mi parecer) con su canal en medio y todo. Cuando
encontramos el Hostal, y después de hacer una parada para buscar la calle
exacta, disfrutamos de una habitación para los 5. La verdad es que estaba muy
bien, era limpio, grande, acogedor, de los mejores vaya, Javi mostró su euforia
incontables veces (desbordada felicidad, supongo que por tener habitación para
nosotros y por el high level del hostal). La verdad es que lo más gracioso fue
el momento de pagar en cash, Marc aun no conoce las monedas después de 4 días y
cuando se trata de juntar dinero entre 4 nunca es fácil, menos así. Vamos a
anécdota por día.
Una vez instalados y listos, nos pusimos en marcha para buscar un pub donde
ver el Barça, vimos muchos bares/pub con nombres en español en concreto uno que
se llamaba "la tortilla asesina" el logo era una bandera española con
un toro (no comments). Finalmente encontramos un Pub donde echaban el partido y
pudimos disfrutar de nuestra primera victoria con un pinta Carlin. A la hora de
cenar fue mas complicado, el bar cerraba la cocina a las 21:30 y eran las 22 y
pico, acabamos cenando en el McDonald (bueno Javi y yo no, a mi me da bastante
"repelús").
Después de cenar pusimos rumbo al hostal, allí cenamos (Javi y yo en la
cocina), después los cinco compartimos una tranquila habitación sin intrusos.
Por cierto ese día solo nos llovió una vez y 5 minutos todo un record.
Pd: la guía bolt espagaró, catalogada como imprescindible por viajeros de
todo el mundo, recomienda al 100% el hostal hillview de inverness.
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